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miércoles, 19 de enero de 2011

La motivación moral como complemento de la razón en ciertos actos. Una crítica a la ética de Kant

Aquí les dejo uno de mis primeros ensayos de ética sobre una observación a la teoría ética expuesta por Kant... [gracias al curso del Dr. Gustavo Ortíz Millán de Ética 1] se aceptan comentarios, dudas observaciones ya que serán de mucha ayuda para mi formación como filósofa... Saludos a todos

“LA MOTIVACIÓN[1] MORAL COMO COMPLEMENTO
DE LA RAZÓN EN CIERTOS ACTOS”.

UNA CRÍTICA A LA ÉTICA DE KANT.

PINEDA GARCÍA THELMA ZULEYMA                                GRUPO: 1101.
INTRODUCCIÓN
En este ensayo, presentaré una crítica a la tesis que enuncia Kant en su Fundamentación de la metafísica de las costumbres referente a que la moral es gobernada totalmente por la razón, lo que da pautas a una ética de deberes.
Debemos tener en cuenta que, para Kant, la fundamentación de la moral, es importante en la medida de que, si no se argumenta el porqué de ella, podemos caer en un relativismo y subjetivismo. Para él la moral, como lo vimos anteriormente, no se funda en la naturaleza humana, ya que ésta no lleva causalidad, determinismo, subjetividad y mucho menos una concepción de motivos psicológicamente egoístas; ya que si nos basáramos en ello, esto implicaría pensar que la moral puede llegar a ser una “ilusión”.
Debemos tener en claro que, al referirnos que es una ética de deberes, estamos afirmando que la razón es el motor moral de los seres humanos, para hacer acciones morales, es en sí como su nombre lo dice el deber del ser humano.
Pero entonces, si todas las acciones morales son gobernadas por la razón; ¿éstas carecen de motivos de todo tipo? Y si esto es así como lo afirma Kant, ¿esta teoría ética no estaría destinada a fracasar al ponerla en práctica? 
 Iniciaré con definir la teoría ética de Kant, seguido a ello explicaré por que debemos separar la razón de los motivos en algunos casos y por último, explicaré cuando las acciones morales deben llevar motivos para que éstos no pierdan su valor.
I.                   LA ÉTICA DE KANT COMO UNA FORMA VIABLE DE VIVIR
Kant, en su Fundamentación de la metafísica de las costumbres afirma que “los principios de acción tienen dos partes constitutivas: una que expresa el acto mismo, y otra que explica ese acto en términos del propósito o fin por el cual se realiza la acción y que resulta ser el motivo del acto.”[2]
Para profundizar más estas ideas, Kant hace la distinción de éstos principios como subjetivos y objetivos. Los primeros “son aquellos por los cuales de hecho actuamos y frecuentemente están condicionados por las inclinaciones”.[3] Mientras que los segundos, son “constrictivos para la voluntad humana y por tanto lo llama imperativo o mandato”[4] y pueden darse por medio del “deber” en tanto que “son referidos a la imperfección subjetiva de la voluntad de un ser racional”[5] . Pero para explicar mejor los términos de voluntad e imperativo, debemos centrarnos en lo que escribe Kant.
Para él, la noción de voluntad, radica en la determinación absoluta de los preceptos de la razón; dice en su Fundamentación que:
 “la voluntad lleva en su entraña la idea de deber de exigencia interna. Por ello, una acción es portadora de valor moral si en ella tiene lugar: 
1) no sólo conforme al deber (lo cual puede coincidir con una inclinación egoísta), sino por deber. 2) no por la decisión de alcanzar objetivos, a caso atendiendo a motivos concretos, utilitarios, sino sometiéndose al principio del querer ello es, a la ley general del acto del deber.”[6]
Y concibe la inclinación como “la dependencia de la facultad de desear respecto de las sensaciones, dependencia que es producto de la predisposición de apetecer un objeto placentero”[7]
Entonces, como es bien sabido, para Kant, la función de la razón dentro de la moral, es la de asignar las leyes que rigen a la moral misma ya que para él la razón tiene tres características fundamentales: es legislativa en la medida en que otorga leyes al ser humano; es epistémica en tanto a que llega a una objetividad para todos los individuos y es moti-racional en la medida que la razón sea el motivo principal que mueve al individuo.
Por tanto, la moralidad debe ser para todos igual porque la razón es la misma para todos y se llega a una validación universal.
Entonces, Kant llega a proponer una ética en donde la obligación es la medula central de la moralidad y se cumple en la medida de que exista el deber como obligación; y es donde aparecen los imperativos o mandatos como las leyes morales.
Expone que “una acción realizada por deber tiene, empero, que excluir por completo el influjo de la inclinación y con esta todo objeto de la voluntad, no queda, pues, otra cosa que pueda determinar la voluntad, si no es, objetivamente, la ley y, subjetivamente el respeto puro a esta ley practica y por tanto la máxima de obedecer siempre a esa ley, aún con el prejuicio de todas mis inclinaciones.”[8]
Y explica que un imperativo es obrar de tal manera que debas actuar bajo el uso de la razón para que tu acto sea moral. (En la medida que el motivo sea la razón de obrar así)[9]
Y de esta noción de imperativo, surgen dos distinciones: el categórico y el hipotético. El primero es el que no está condicionado ni depende de los deseos del individuo ya que hace pleno uso de la razón, mientras que el segundo está condicionado por los motivos propios del individuo y supone un interés como máxima para ejercer el deber.
Recordemos también que las máximas para Kant son importantes en la medida que ambos imperativos operan con ellas, por lo que se separan en tres tipos: la obligatoria, que es cuando ésta pasa la prueba del imperativo categórico y por tanto es la que puede operar en la moral y convertirse en universal por medio de la fórmula de la ley universal[10]; la prohibida, que es cuando no pasa la prueba del imperativo categórico y podemos decir que es irracional para la moral pero puede ser subjetiva y por tanto puede aplicarse en la noción de imperativo hipotético; y moralmente indiferente, que es decir, que no cumple los requisitos para ser clasificada como obligatoria ni prohibida.
Con todos estos elementos ya expuestos, es posible ahora cuestionar: ¿es aplicable que el concepto de deber concentre en su totalidad el motivo de la acción moral?
II.                ¿DEBEMOS SEPARAR LA RAZÓN DE LOS MOTIVOS EN CIERTOS CASOS?
En el apartado anterior, nos cuestionábamos sobre si podemos aplicar toda la responsabilidad al deber en cuestiones de la acción moral. Es ahora en donde intentaré dar una respuesta sólida a este cuestionamiento. Sin duda, hemos visto que para Kant, el deber tiene mucho peso en la moral y en las acciones que el individuo. Pero será posible que sólo sea la razón la principal portadora de moral en nosotros. Si esto es posible, entonces que pasa con los demás valores que nosotros llamamos “morales” tales como la solidaridad, la compasión, la tolerancia entre otros que sin duda deben llevar un motivo[11] para que se puedan dar. 
Pongamos una serie de ejemplos que podrían guiarnos un poco más a lo que me quiero referir. Los sucesos ocurridos en el metro Balderas, cuando el señor arriesgó su vida por salvar la vida de los demás de un tipo que estaba balaceando la estación. Se porto solidario ante tal situación, pero por desgracia él perdió la vida. Aquí quedaría preguntarnos si el señor lo hizo por su “deber”, esto no quitaría su valor moral de solidarizarse. Si habláramos de deber, pues el del policía si era su deber resguardar la seguridad de todos los presentes, pero estamos hablando de un civil.
Entonces qué hay de que los sentimientos que hacen a las personas solidarias, si la respuesta anterior efectivamente fuera que el civil lo hizo por deber, entonces las personas que sufrieron con él los sucesos en el metro, no deberían sentirse agradecidas porque él les salvo la vida ya que si era su deber y éste tiene como médula central la obligación, pues por ende no deberían darle las gracias porque arriesgo su vida ya que, murió por cumplir su deber moral.
¿Seguiría teniendo sentido la solidaridad en nuestra moral y por ende seguiría siendo un valor universal dentro de la misma? Qué pasa cuando nos solidarizamos por una causa benéfica para alguien desvalido, por ejemplo, para aportar recursos para un desastre natural ocurrido en otra parte, el hecho de ir a aportar víveres a un centro de acopio, ¿lo hacemos porque es nuestro deber hacerlo?, ¿lo hacemos por ayudar al otro que está en desgracia? Si la respuesta fuera por deber, entonces, ¿no le restaría valor a la ayuda? Yo pienso que al ayudar a alguien, hasta por lo mas mínimo, debe de haber un efecto de los sentimientos que sean el motor para poder llevar tales acciones y hacer de ellas morales.
Si como Kant pensáramos que “el deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley”[12] entonces, podríamos decir que los valores morales universales que conocemos nosotros, no son valores morales sino leyes impuestas para vivir mejor en sociedad, ¿habría conciencia de que tales leyes podrían ser portadoras de moral?
Yo pienso que para llevar a cabo una ley, ya sea moral o política u de otra índole, el humano debe cuestionarse si puede hacer un bien o no, y en la medida de que lo razone puede llevarla a cabo, por ende si no hay conciencia de ello, aunque exista una ley y seamos autónomos en la medida de la razón nos legisle a nosotros mismos no podríamos llevar tal acción sólo por el simple hecho de no concientizarse.

Sin duda, la razón si juega un papel fundamental en el desarrollo de la moral, pero no podemos afirmar como Kant, que la razón es el valor intrínseco de la moral, ya que nos estaríamos yendo a los extremos y estaríamos subestimando a los sentimientos, y éstos que dados por los motivos también nos lleva a hacer acciones que no están exentas de valor moral por el simple hecho de llevar inmiscuidos motivos que a su vez ayudan a que tales acciones lleven un valor de mejorar o ayudar a alguien más y llevar una vida socialmente mejor.
III.             CONCLUSIONES
“LA RAZÓN Y LOS MOTIVOS[13] COMO COMPLEMENTO DE LA MORAL” 
   Recapitulando la ética de Kant, nos enfrentamos a tesis totalitarias que no se cumplen del todo como el que la razón sea la única conductora de moral. Ya que si siguiéramos afirmando tal tesis, los valores morales dejarían de tener su valor y se volverían leyes que debemos de cumplir por el simple hecho de que éstas nos las da la razón misma.
Yo me muestro en desacuerdo con tal tesis, ya que si los valores dejaran de ser valores por el simple hecho de que la razón es el valor intrínseco, entonces como explicaríamos que es lo que nos incita a actuar de tal manera que ayudemos a los demás.

No estoy diciendo que la razón no sea importante para el desarrollo de la moral, sino que desdeño la idea de que sólo la razón sea la portadora de moral, ya que como lo mencione anteriormente, la razón y los motivos, entendiéndose que son aquellos nos mueven para hacer de una sociedad mejor, van siempre juntos, y no quiere decir que los sentimientos deban de tener algo de egoísmo ya que entonces no cumpliríamos nuestro cometido de hacer de una sociedad mejor, dado que el egoísmo nos hace pensar sobre los beneficios que gozaríamos nosotros mismos y la moral entonces si quedaría como una especie de “ilusión” por el simple hecho de que solo pensáramos en nosotros mismos.

Si llevamos los sentimientos y los motivos de una forma de querer aspirar a una vida social mejor en sí misma, entonces los motivos no serían irracionales, ya que estaríamos aspirando a un beneficio de la sociedad, y la moral sería la conductora viable de nuestras acciones.

Desgraciadamente, vivimos en una sociedad que ya no piensa en efectos positivos para cambiar su realidad, y por ende existe el humano dividido por las pasiones, por los deseos y las ambiciones hacia sí mismo. Por consiguiente, nos hemos convertido en una sociedad egoísta, carente de sentimientos de superación y sin ganas de ayudar al otro por factores de desconfianza, desinterés y pensamientos egoístas. Yo pienso que si nos propusiéramos modificar nuestros patrones de vida hacia una aspiración positiva de una vida social, México sería una sociedad capaz de usar a su beneficio la razón y los motivos hacia algo mejor.
En lugar de estarnos quejando y estar buscando culpables cuestionándonos que si el gobierno, que si la política, que si los demás se están robando etc., y nos pusiéramos a trabajar en lo que en verdad está en nuestras manos cambiar, esta sociedad se dejaría de lamentaciones, y a lo que aspiraríamos para los próximos años sería a una sociedad moral para bien. 
                                              
 BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
 Castro Granja, Dulce María. Lecciones de Kant para hoy, Barcelona: Anthropos; México: Universidad Autónoma Metropolitana, 2010. (Textos y Temas. Filosofía; 79)
[Cap. 1, 5 y 6]


 Immanuel Kant. La fundamentación de la metafísica de las costumbres, Trad. Manuel García Morente, México, Porrúa, 2007.

·         Iracheta Fernández, Francisco. “Deber y finalidad en la ética de Kant” en Theoría: revista del colegio de filosofía, julio del 2007,  n° 18, México, F.F.yL. UNAM.

·         Rachels, James. Introducción a la filosofía moral, Trad. Gustavo Ortíz Millán, México, Fondo de Cultura Económica, 2007. (Breviarios; 556) [Cap. 9 y 10]


[1] Refiriéndome al término como el motivo, es decir, la causa de hacer tal acción guiada a través de los sentimientos que nos lleven a hacer actos morales (con un valor sentimental, y en tanto moral hacia los demás).
[2] Francisco Iracheta Fernández, “Deber y finalidad en la ética de Kant” en Theoría: revista del colegio de filosofía, julio del 2007,  n° 18, México, F.F.yL. UNAM, pg. 168.
[3] Ibidem.
[4] Ibidem.
[5] Ibidem.
[6] Immanuel Kant. La fundamentación de la metafísica de las costumbres, Trad. Manuel García Morente, México, Porrúa, 2007, pg. 7
[7] Francisco Iracheta Fernández, “Deber y finalidad en la ética de Kant”, pg. 168.
[8] Immanuel Kant. Op.cit., pg. 27.
[9] Cfr. Immanuel Kant, Op.cit., págs. 37, 67-68.
[10] Refiriéndose a obrar de tal modo que tu máxima se vuelva universal.
[11] Vease nota 1 y para complementar la noción de motivo benéfico véase nota 13
[12] Imannuel Kant, op.cit., pg. 26.
[13] Inspirados en hacer una sociedad mejor.