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sábado, 6 de octubre de 2012

“TIEMPO Y MUERTE: LA VOZ DE LA CONCIENCIA”


¡Holaaa! Aquí les dejo un intento de texto literario, ejercicio que nos retó la Dra. María Antonia González Valerio en su clase de Estética II, pues nos sirvió para ver que la filosofía puede ser pensada desde la literatura misma, cuestión que no muchos aceptan en la misma Facultad. Fue una experiencia muy padre, además de que quise intentar hacer "prosa poética" tal como nos había retado la Dra., pues me salió más narrativo... Un poco fuerte el tema, cuestión cotidiana: La Muerte y el Tiempo.
Espero que les guste...
¡Saludos!

“TIEMPO Y MUERTE: LA VOZ DE LA CONCIENCIA”[1]
PINEDA GARCÍA THELMA ZULEYMA
Facultad de Filosofía y Letras UNAM
Estética II
Dra. María Antonia González Valerio
Semestre 2012-2


Tiempo: inmanencia; muerte: finitud. Miradas antagónicas que hacen referencia a la vida. Dos enigmas inseparables que suelen ser los contrarios que llegan a complementarse hacia un fin: la vida, pues si no hay vida no hay muerte; si no hay tiempo no hay vida. Dos temas tan controversiales que nos hacen pensar en este presente, pues el tiempo es lo que permanece, mientras que la muerte es lo que hace acaecer la vida.
La muerte se ve de muchas formas, de las cuales, pocos enfrentan, pues existe un temor hacia ella, por lo que tratan de evadirla ocupándose en todo momento, callando al que habla de ella, incluso comprando seguros de vida, como si en verdad fuesen a librarse de ella. No, ¡nunca podrás librarte!, porque es lo único seguro en tu existencia.

Desde la antigüedad se piensa la muerte: se piensan los contrarios, se piensa la finitud, se piensa la inmortalidad del alma y se piensa qué es lo permanente. Y para ello, existen bastas respuestas, pues algunos nos dicen que no morimos completamente, otros que somos seres finitos entre muchas cosas.
Heráclito nos decía que sin los contrarios, la vida no sería posible, pues son los que a su vez se complementan para dar ese algo, esa unidad, que nosotros llamamos vida: ¿Qué sería de la vida sin la muerte y de la muerte sin vida? Anteriormente, los órfico-pitagóricos nos decían que la muerte hace que el alma sea liberada de la cárcel del cuerpo, que es esa finitud de la especie, de la materia. De aquí que posteriormente, Platón, nos embriague y nos endulce el oído con la inmortalidad del alma y nos hace pensar que la humanidad, en alma, no es finita y que podemos ser realmente eternos sí somos almas que tendemos al Bien, si tenemos un alma Bella y si realmente hemos conservado lo más preciado: el alma.

Y el temor no se hizo esperar con la llegada del Cristianismo, pues el que muere, es porque Dios así lo quiso, el que muere es el que no merece, lo más preciado, la vida. De aquí es que surgen los temores que todavía en la actualidad aparecen como viles fantasmas rodeándonos y atormentándonos la existencia misma y que no nos permiten estar. Sí, me incluyo porque viví mucho tiempo con estos fantasmas, queriendo evadirlos, no pensando en ellos, evadiéndolos pensando en mi futuro, como si la vida ya la hubiese comprado, como si fuese un producto el cual puede adquirirse en cualquier tienda o departamento de vidas:
– Compre una vida, dichosa, feliz, sin preocupaciones, sin problemas. Llévese una Vida perfecta, diseñada sólo para usted; ¡ah! y lo mejor de todo… ¡es eterna!, lleva póliza de garantía por un año, ¡qué no le digan!, ¡qué no le cuenten! Llévese su Vida a un precio inigualable. – Suena tentador, ¿no? Ésas eran las palabras que deseaba escuchar en algún momento de mi existencia, cuando aquélla me quitaba a un ser querido, a un ser que jamás hubiese querido que faltara en mi círculo. Y ahora, creo que muchos desearían escuchar a ese merolico, encontrarse esa oferta en un supermercado e irse a comprar una. Sin embargo, para desdicha de muchos, el Capitalismo no ha llegado a negociar con la gran empresa que es dueña de todo el mundo, la cual no invierte capital, sino que invierte cuerpos, desechos, gusanos y podredumbre: la Muerte.

¡Ah!, y también no podemos dejar atrás al aliado y gran amigo de la Muerte, el Tiempo. Es éste el que siempre le pasa la factura de cada individuo a la hora de su hora, es otro que, al igual que la Muerte, es inmortal. Ambos conspiran en contra de la vida y a su vez, le ayudan a sobrevivir. Sobre éste, San Agustín nos dice que, el tiempo es una invención del hombre, pues cómo éste no aspira a la eternidad, tiene que justificar su paso transitorio, y qué mejor que eso, lo que los mortales llamamos: Tiempo.
Tiempo es eso que el reloj mide, que el humano vive, que los mortales cuentan con temor, esos instantes que transcurren y que no regresan, pero que nunca se mueve, que sigue ahí, que el tiempo es esa eternidad que aunque el hombre muere, éste permanece. Hay personas que dicen: -Tiempo, ¡eso es lo que me falta!-, pero el tiempo nunca se extingue, ¡oh, mortales!, pues para su sorpresa el tiempo es ese permanecer que el humano hace que transcurra, pues el único que camina hacia lo inevitable es él, no el tiempo.
El tiempo sobra y la muerte llega, acaso no se dan cuenta qué la muerte llega cuando menos te lo esperas, cuando menos lo predices, cuando menos lo piensas. 

La muerte llega cuando el tiempo es preciso, cuando el tiempo otorga oportunidad para que esta te arranque el último suspiro, el último parpadeo, el último latido. Tiempo y muerte son dos cómplices de cometer esa acción que nos hace llorar a los que, sin esperanzas, seguimos en la línea del tiempo esperando ser devorados por la Parca. A la muerte le damos vida con todo: con nuestros pensamientos, miedos, fobias, temores, alegrías y tristezas. Ésta se manifiesta de muchas formas: accidente, homicidio, suicidio, secuestro, asalto, penuria, depresión, alegría, enojo, tranquilidad; la muerte está presente en todo y a todo momento, nadie puede salir vivo, ni el alma misma.

Sí, Platón no tenia razón al decirnos en Fedón que el alma era inmortal, que ésta se liberaba y era lo que nos hacia de alguna manera ser “inmortales” hasta cierto punto. Para empezar si el alma es incorpórea: ¿por qué va a estar atrapada en nuestro cuerpo?, ¿no se supone que lo inmaterial es la negación de la materia?, ¿Platón de verdad pensaba vernos la cara de tontos al hacernos creer tan semejante utopía? Lo sé, es bonito pensar metafísicamente, pero eso al igual que lo anterior nos lleva a un solo punto: evadir a la muerte, y como dijimos antes, el hecho de no querer saber o buscar pretextos no implica su desaparición.
Sí, al parecer San Agustín tenía razón, en sus Confesiones, el tiempo es una invención del hombre para tener un registro de la vida. – ¡Qué ilusos somos, caray!, ¡qué ridiculeces las que hacemos: medirlo, decirnos y repetirnos que no tenemos tiempo y basar nuestra vida en el pasado y en el futuro y no vivir en lo que somos hoy!, ¡Dejemos de pensar en ayer y mañana! –

La muerte nace contigo y te lleva consigo toda tu vida; es hora de que los humanos pasionales lo entiendan y dejen de lloriquear y de tener miedo, pues a ésta también se le utiliza como arma de manipulación ante: el poder, la mafia y hasta para quitar los obstáculos de su camino. ¿Por qué te digo esto?, ¡Ah!, por la sencilla razón de que te des cuenta que la muerte es la más poderosa personalidad en la existencia humana. Basta recordar la masacre de Tlatelolco, pues dar la muerte sirvió al poder para callar a jóvenes inconformes y para quitar los obstáculos del camino. Y ahora, tenemos el mejor escenario de la muerte, la masacre entre unos y otros en la mafia. Sí, la mafia es una de las muchas que le rinden culto a la muerte con sus enemigos, pues además de que los quitan del camino, se benefician de la muerte de cada uno de ellos. La mafia podría ser el instrumento perfecto de la Muerte para lograr su cometido. Sin embargo, a veces el Tiempo no es su mejor amigo, pues interviene en la escena, quedando inconcluso ese ritual que la mafia ofrenda a la Muerte.

No queda de más, decir que también existen personas que se ofrecen a la Muerte por la simple razón de sentir que no valen nada, que la vida es inútil o simplemente porque les va mal en la feria de la vida. ¡Éstas son las personas más cobardes que pueden existir! Sí, pues son los más cobardes entre los cobardes, son aquellos que pareciese que quieren encarar a la Muerte, pero evaden la vida, y cuando el Tiempo no se pone de su lado vienen los reclamos, las incertidumbres, los enojos y los odios. ¡Entiendan de una vez, que la muerte llega con el tiempo y qué éste es el que elige el momento preciso de tu finitud!

Sin más reflexión, por el momento, dejaré de aturdirte no sin antes pedirte, ¡por favor!, ¡deja de evadir la realidad!, pues la Muerte es lo único seguro que tienes, ¡no tienes salvación!, ¡no hay cielo!, ¡no hay infierno!, ¡déjate de tonterías!, ¡no asegures tu vida!, sé realista y vive aceptando la fría y cruda realidad de la vida: ¡enfréntate! El tiempo no es tu aliado, sino que es el que te acompaña, junto con la muerte, para elegir, entre ellos, ese momento en el que llegará la hora de tu hora.
Atentamente,
La pequeña voz de tu interior: La Conciencia.

NOTAS
[1] Primer trabajo parcial referente a la primera unidad del curso de Estética: “Filosofía y Literatura”.

BIBLIOGRAFÍA


*** LITERATURA***

Borbolla, Óscar de la, “Monólogo de la muerte” en Filosofía para inconformes, México, Random House Mondadori, 2010.
Borges, Jorge Luis, “La muerte y la brújula” en Ficciones, España, Alianza, 2009.

*** FILOSOFÍA***
 * Conrado Eggers Lan, “Heráclito” en Los filósofos presocráticos vol. I, Madrid, Gredos, 2008.

* __________________, “Los pitagóricos” en Los filósofos presocráticos vol. I, Madrid, Gredos, 2008.

* Comte-Sponvielle, André, “La muerte” en Invitación a la filosofía, Barcelona, Paidós, 2000.

*____________________, “El tiempo” en Invitación a la filosofía, Barcelona, Paidós, 2000.

* Platón, “Fedón” en Diálogos Vol. III, trad. E. Lledo Íñigo, Madrid, Gredos, 2008

* San Agustín, “Capítulo X Libro XI” en Confesiones, México, Porrúa, 2008.