Bienvenidos a este espacio: un lugar de reflexión y opinión pública...

¡Hola!, les doy la más cordial bienvenida a este espacio que también es su espacio. Espero que crezca conforme el paso del tiempo y claro con sus comentarios, sugerencias, acuerdos y desacuerdos.
Aquí encontraran de todo un poco... tanto reflexiones, posturas, entre sentimientos y poemas, así como temas que le interesan a mi materia.
Les invito a comentar, a expresarse, a dialogar ya que hay que hacer de este espacio ¡un lugar de reflexión y opinión pública!... así que lo único que no se admite, son los personajes "sin nombre" por lo menos con un pseudonimo ya que todos tenemos identidad y existimos en este planeta.
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viernes, 8 de julio de 2011

Un corazón desilusionado

Erase una vez, una jovencita que se enamoró de un hombre, que por azares del destino, se conocieron un catorce de agosto del año dos mil nueve. La primera impresión de ella hacia él fue extraña, rara de explicar. Pensó que ese día sería el primero y el último que lo vería así que demostró indiferencia, pero resultó que ese día sería el inicio de una larga manifestación de su existencia, en su vida.

La segunda vez que se volvieron a ver fue el veinticinco de agosto de ese mismo año, día en que esa jovencita se llevó la sorpresa de su vida, pues, aquel hombre se haría presente por nueve largos meses, que al parecer pintaban para ser los más detestables e insoportables, pues la manera en que se reencontraron no fue la más adecuada. Nunca se imagino que ese hombre se quedaría para siempre en su corazón y en su existencia misma.

Conforme fueron pasando los meses, ese hombre se iba haciendo más que presente en su vida, pues éste trataba de llamar su atención dado a que ella mostraba suma indiferencia. Ante tantos comentarios "impertinentes" y hasta cierto grado molestos, ella fue como empezó a notar cosas raras que pasaban en su interior, pues sentía que algo invadía su ser, esa sensación de extrañeza e intranquilidad.
Dialogó con ella misma, a solas, se preguntó qué era esa cosa que la hacia estremecerse cada vez que: lo miraba, lo sentía cerca, intercambiaban objetos, cada vez que cruzaban miradas accidentalmente, oía su voz, en fin, en cada movimiento o acción que ejecutaba.

Primero ella se resistía a ese sentimiento extraño que, al verlo, experimentaba. Más tarde se dio cuenta que ese sentimiento extraño era AMOR y trato de disimularlo durante casi un año disfrazándolo de  indiferencia, como en un principio. Después, justo cuando terminó ese lapso de tiempo, de convivencia, de conocerse un poco, ella terminó mas confundida y triste, pues se dio cuenta que su presencia era importante para sentirse contenta. Definitivamente, ella tomó la decisión de alejarse de él, pues de todas maneras ya no lo iba a volver a ver hasta que el destino quisiera volver a unir sus vidas. Así ella asimiló el destino que como un día los junto ahora los separaba. 

Pasaron días y meses, hasta que ella tomó un pretexto para volver a saber de él, pues la incertidumbre de no saber de su vida  le carcomía el alma. Lo buscó, y obtuvo una buena respuesta, pues esa persona especial le hizo una atenta invitación, por la cual ella moría desde hace tiempo, por lo que la tomó, sólo que tenían que acordar qué fecha. Ella estaba feliz, su corazón latía de prisa, sentía que flotaba, estaba más que ilusionada.

 Después de tan grata felicidad, ella se enteró de un gran secreto de la vida de su amado, todo por andar de curiosa. Por un momento esa felicidad se borro de su corazón y llegaron varios días de confusión, de incredulidad, de desesperación y esa salida, decidió dejarla pendiente por un buen rato, hasta que a ella se le acomodaran las ideas y los pensamientos.


II


Después de platicar una y mil veces con ella misma, de dejar atrás ese papel de juez, decidió abrir la puerta de su corazón de nuevo. Ella no sabia que ésa era la primera manifestación de su esencia real. Ignorando lo anterior, retomó la iniciativa de aquella charla que había quedado pendiente, tras un impulso que fue vital , ya que, ella siempre había sido muy tímida. 

Dejó de lado esa timidez y continuó con sus planes de ver a la persona que consideraba su mundo, su corazón, al que podía darle su vida entera, por el que podía dejar casi todo. Cada que recibía noticias de él, ella irradiaba felicidad. 

Llegó el tan esperado día, ella se alistaba para que él la viera radiante y bonita. Puede decirse que se esmeró en verse bien. Los minutos pasaban y cada vez sentía que el corazón le palpitaba más y más de prisa, sus manos no podían controlarse de tal temblorina, estaba muy nerviosa. Cuando lo vio llegar, ella sintió un balde de agua fría y caliente caer por todo su cuerpo, tan tremendo hormigueo, en fin todo un cúmulo de sensaciones que nunca había experimentado. Al abrazarlo ella sentía que flotaba, su mirada la volvía la mujer más feliz del universo.

Charlaron de cómo le pintaba la vida ahora que ella era toda una universitaria, a lo que respondió con una gran sonrisa, pues ella le confiesa que es uno de sus mayores sueños ser una gran profesionista en el ámbito de la filosofía, que tiene muchos planes por delante y que está mas que feliz de estar en el sitio correcto. Por su parte él le da una visión de lo que piensa de su carrera, a lo que ella no se muestra muy feliz debido a su punto de vista. Avanzó un poco la charla, hablaron de él y su vida, de cómo era ahora su trabajo, qué tal le iba en ello y de sus planes personales. 

Se extendió más la plática hasta llegar a un punto en que hablaron del terreno emocional de ella, lo cual ella resistió a hablarlo abiertamente, pues había tenido malas experiencias pasadas, de las cuales no quería hablar. Como iba prosiguiendo la platica fueron ahondando en cómo es que ella se fijaba en un prospecto, a lo cual ella resistió y decidió sólo contestar lo necesario, cosa que para él era como haberse quedado callada. Tenía miedo de que él se diera cuenta del enorme amor que sentía.

En fin, pasaron rápidamente las horas para ella, después de tanta charla, terminaron diciendo que tenían que volver a verse, ella disimuladamente dijo que sí y él al despedirse de ella dijo -Si no me encuentras es porque no quieres- frase que a ella dejó perpleja, pues no sabía como tomarla. 

Rumbo a casa, ella iba pensativa, reflexiva a lo que en esas horas había acontecido. Tenía la incertidumbre de si él se había dado cuenta de lo que ella sentía al verlo. Pero ello no limitaba su enorme felicidad pues aún con todas las incertidumbres que ella tenía, quién le iba a quitar la gran cita consumada. Al llegar, ella de tanta emoción decidió mandarle un mensaje a su celular agradeciéndole tan maravilloso café, con una serie de palabras dulces. Él se limito a decir que también le había agradado la charla, cosa que la puso a pensar, pues creía que entonces estaba malinterpretando las cosas.

Un poco confundida, se fue a la cama con una sonrisa confusa, pues no sabía lo que había querido decir con tan limitado mensaje, ella pensaba -Quizá ya se dio cuenta que me gusta, ¡oh! bueno pues ¡ya qué! al fin y acabo ya no lo volveré a ver, esta es la primera y última vez.- Si bien, ella ha tenido como característica, un poco fatalista, huir del amor, pues ella cree que saldrá lastimada como anteriormente ya había salido.     

Lo que ella no sabia es que en algunos días ella recibiría una gran sorpresa que le cambiará un poco esa confusión por felicidad desmedida... 
       
III

Después de dos días de vientos huracanados, la chica pensaba que aquél ya no iba a dar señales de vida, había decidido quedarse con ese pequeño sueño hecho realidad: aquel encuentro que jamás olvidaría. Sin embargo, se llevo una sorpresa muy agradable al siguiente día, pues él se hizo presente en una tarde en donde ella, muy concentrada, hacia su tarea. Sonó a lo lejos su celular, desesperada corrió a buscarlo pues no recordaba, como siempre, en dónde había quedado. Recordó que se encontraba en su mochila. Rápidamente, la vació y finalmente lo encontró. Leyó el mensaje que cambió su vida. Sentía que el corazón se le salia del pecho, sus manos, empezaron a sudar como si ella estuviese frente a él. Dejó pendiente lo que nunca hubiese abandonado, su tarea. Se puso a conversar con él, pues no podía creer que, aunque se encontraba ocupado, se hubiese acordado de ella. Después de rato, continuó haciendo sus cosas, pero aunque leyó, su mente estaba muy ocupada pensando en la gran felicidad y locura que propiciaron tales mensajes. Desde ese día, ella no volvió a ser la misma.

Pasaban los días, uno se comunicaba él, otro ella. Las conversaciones subían y subían de tono, pues lo que primero inició en: qué tengas un lindo día, prosiguió en: cuando te vea, me tendrás que dar todos los besos que me mandas, hasta el punto en que ella inició a preguntar por la que creía que era la dueña de sus pensamientos, de sus momentos, de su corazón. Justo ahí comenzó lo predecible, los problemas.

 Preguntaba lo inevitable: qué onda con la que yo sé que es tu ... tu..... tu "novia". Él sólo respondía con evasivas como: estoy ocupado al rato hablamos, conduzco a casa después le seguimos, cuál de las 45618 novias que tengo, yo soy como la canción: a todas les digo que sí, pero no les digo cuando, en fin, un centenar de evasivas. Ella sentía que rabiaba cada vez que él salía con lo mismo. Caía una tormenta sobre su corazón y se sentía una naufraga. No sabía para dónde iba con esas respuestas, que por supuesto, ella nunca se imaginó recibir.

Sospechaba que esto iba a terminar mal, por lo que  le mandó vehemente un mensaje en donde le decía que hiciera caso omiso de aquellas preguntas "sin sentido", no recibió respuesta. Terminó inundada en lágrimas dos días seguidos, cada que se ponía a reflexionar sobre aquél acto guiado por los instintos, terminaba sintiéndose como una reverenda irracional, pues bien sabía que ni fue el momento preciso para preguntar esas cosas, ni la forma, pero nunca se hubiese atrevido a preguntar esas cosas en persona, debido a que sabía que quedarían al descubierto sus sentimientos, justo lo que menos quería. Empezó a experimentar un sentimiento nuevo en ella, inseguridad, flaqueza. Ella nunca imagino que ese sería el comienzo del final de su amor por él. Si bien, los problemas persistieron hasta que terminaron en la primera discusión, pues tras una "broma" mas no un "mandato", se empezaron a caer las cortinas del telón. El amor de su vida se convertía en una estampa, se empezó a deshumanizar para convertirse en un objeto que nunca pensó buscar. Mantuvieron una discusión vía SMS durante horas, pues ese malentendido había sido el pretexto ideal para "cortar por lo sano". A ella, que estaba bastante colérica, no le importo; pensó: ¡pues al demonio!, si eso crees, no me voy a desgastar para hacerte ver que bromeaba, allá tú, si eso quieres, por mi no hay problema, ¡púdrete!. No durmió aquella noche pues pensaba y pensaba: qué bueno que pasó esto a tiempo, así no pierdo mi tiempo a lo estúpido, pues él no piensa ser claro conmigo, yo qué carajos hago ahí. Al día siguiente, trasnochada, se paró temprano    para irse a cumplir su gran sueño.

Ese día fue de tropiezo tras tropiezo, pues se le hizo tardísimo; tenía que pasar por un libro y correr a la Facultad. Cruzó la avenida corriendo tras pitazos de coches desesperados por el tráfico; tropezó en un charco de agua puerca mojándose el tennis; no pasaba ningún taxi y llevaba muchísima prisa pues llevaba un gran retardo para su clase de las diez de la mañana. Tomó el primer vehículo que pasó, se dirigió al supermercado, pues no iba a llegar a la Facultad apestando a charco puerco. Compró unos calcetines nuevos; entró al sanitario a lavar su tennis. Después tomó un taxi rumbo a la Facultad, ya llevaba más de media hora de retardo; pensaba que ya no iba a poder entrar. Por fin llegó a su destino, corrió y corrió a su clase, por suerte todavía no iniciaba formalmente, pues estaban arreglando desajustes técnicos para la clase. Se encontró con sus amigos y les contó la gran travesía para llegar. Todo empezaba a fluir muy bien, hasta que aquél se hizo presente enviando un mensaje continuando con la discusión sin sentido que había comenzado la noche anterior. Ella en plena clase contestó muy molesta: Creo que no tiene sentido hablar de esto nuevamente, pasé una noche terrible y después de desvelada todavía pretende continuar una pelea sin sentido. Mi clase esta muy interesante como para seguir con esto. Bye. A lo que él contesto: Te ves!.

 Pasaron semanas sin respuesta tanto de ella como de él, hasta que uno de esos días aquél envió señales de vida vía SMS diciendo: Hola Corazón espero que estés muy bien. Te mando un beso en esta linda tarde de otoño. Ella se encontraba, de nuevo, haciendo su tarea. Leía: Los siete sabios y tres más de García Gual para preparar su clase de Historia de la Filosofía. En ese instante cambió a los siete sabios por él, cosa que nunca se hubiera imaginado llegar a hacer. En ese momento valió madres lo anterior, la emoción se volvía a apropiar de su alma, de su mundo, de su vida.
Pensó seriamente en contestar, pues lo que había pasado no la tenía tan contenta, pero los impulsos no se hicieron esperar, decidió lo inevitable. Charlaron durante un buen rato, se pusieron al tanto de sus vidas y se despidieron con la esperanza de verse pronto, muy pronto.
Pasaron dos días y se volvió a asomar tras otro SMS saludando y deseando buen inicio de semana. Un día después recibió otro mensaje... justo el que iba a ser el detonante de grandes confesiones y desilusiones...