Bienvenidos a este espacio: un lugar de reflexión y opinión pública...

¡Hola!, les doy la más cordial bienvenida a este espacio que también es su espacio. Espero que crezca conforme el paso del tiempo y claro con sus comentarios, sugerencias, acuerdos y desacuerdos.
Aquí encontraran de todo un poco... tanto reflexiones, posturas, entre sentimientos y poemas, así como temas que le interesan a mi materia.
Les invito a comentar, a expresarse, a dialogar ya que hay que hacer de este espacio ¡un lugar de reflexión y opinión pública!... así que lo único que no se admite, son los personajes "sin nombre" por lo menos con un pseudonimo ya que todos tenemos identidad y existimos en este planeta.
Sean pues, BIENVENIDOS A ESTE ESPACIO QUE ES SU ESPACIO...
¡Saludos a todos!

Mostrando entradas con la etiqueta Ensayos FFyL. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ensayos FFyL. Mostrar todas las entradas

domingo, 17 de marzo de 2013

La Educación Popular Cubana: ¿Podría pensarse un modelo similar para México?


Hola a todos:

Les dejo este trabajo que nació gracias al curso del semestre 2013-1 que impartió el Dr. Horacio Cerutti Guldberg y la Mtra. Sandra Escutia Díaz. Fue presentado para aprobar el curso, el cual lo hice satisfactoriamente. De ahí que lo presenté en el Primer Encuentro de estudiantes y pasantes de Filosofía CONEFI-UNAM "Construcción y Ruptura: manifestaciones del pensamiento" en la segunda mesa de Filosofía de la Educación. Al parecer el texto, dentro de la mesa, fue sumamente polémico, cuestión que me deja muy contenta. Si tienen algún comentario siéntanse en confianza en hacerlo. Dejo mi correo: strellina.p8.filos@gmail.com (todo en letras minúsculas) Además de que si desean conocer el texto, que comento en la ponencia, para profundizar en él se los puedo mandar por correo, así que también escríbanme.


Saludos a todos

La Educación Popular Cubana: ¿Podría pensarse un modelo similar para México?     
Introducción
El presente texto pretende reflexionar sobre la Educación Popular que se lleva a cabo en el contexto cubano y, por ende, pensar si éste puede aplicarse a un contexto como el mexicano, para hacer que la sociedad se sienta integrada en su mismo país, pueda pensar qué es lo que realmente sucede y ser parte del proceso que busca hacer una evolución en el Estado mexicano. Para ello, en primer lugar desarrollaré qué es la Educación Popular cubana, después indagaré en qué implicaciones tendría y, por último, qué nos propondría y  qué retos tendríamos que enfrentar.
I.                   La Educación Popular en Cuba
En primer término tendríamos que decir ¿qué es la Educación Popular en Cuba? El texto Poder vivir en Cuba nos plantea que “es una concepción político-pedagógica de la vida. Sus principios -que enfatizan la construcción colectiva, las relaciones horizontales, la coherencia entre los contenidos y métodos, la relación dialéctica y respetuosa entre educador y educando para producir un aprendizaje mutuo, el ejercicio de la crítica como instrumento liberador, el sentido político de las relaciones sociales- la convierten en una propuesta política liberadora.”[1] Las relaciones horizontales pienso que se refieren a un modo de educación social que promueve un vínculo: individuo-grupo-Estado. Con esto me refiero a que en tanto el individuo es consciente de que pertenece a un grupo llamado sociedad, puede incidir en la cuestión Estatal a partir de la generación de una conciencia inclusiva para la participación activa en el Estado.[2] Por ello es de notar que el desarrollo del Ciclo-Taller se llevó bajo esta propuesta para crear un diálogo incluyente de la visión de Cuba a sus cincuenta años de triunfo revolucionario, que aún no está exento de cosas por corregir. 
Es evidente que a lo largo del texto se habla de los puntos medulares que, a mi forma de percibir, conciben la noción de Educación Popular, pues desde la creación del Ciclo-Taller se tiene como objetivo: formar conciencia de lo que fue la Revolución Cubana y lo que es a sus cincuenta años de triunfo, hasta el método que fue utilizado para ello: el diálogo permanente entre una parte de la sociedad, joven y veterana, que tuvo un papel de incidencia reflexiva entre los que vivieron el proceso y los que nacieron dentro del mismo.
De aquí, podemos decir que los puntos constitutivos de la Educación Popular van desde: el diálogo social, atravesando por la generación de conciencias, guiándose a partir de la génesis de la participación política ciudadana para la búsqueda de una apropiación que sustente esos ideales democráticos del ejercicio de la misma, estableciendo una educación por medio de una comunicación cívica sustentada por el respeto, el debate público y la acción social para encontrar la nación inclusiva que forme el cuerpo de la ciudadanía “a partir del seno del cual la libertad de cada cual es condición fundamental para valorar la libertad de todos”[3].  
En general este texto me gustó mucho. Sin duda puedo decir que la Educación Popular que se propone y que se lleva como proyecto itinerante desde de la década de los 80’s, reflejada en el Ciclo-Taller, puede incidir en que la sociedad se sienta parte de su Estado y posibilita a que, de manera crítica e informada, se ejerza el pensar sobre aciertos, errores, carencias y virtudes de las situaciones que se están viviendo a raíz del triunfo revolucionario, el cubano, y también hacer conciencia de que este movimiento que inicio hace cincuenta años se sigue construyendo de manera activa mediante sus propuestas y reflexiones. La verdad me entusiasmó a tal punto de pensar la realización un trabajo de éste tipo en nuestro país, pero ¿qué implicaciones tendría hacerlo?
II.                ¿Qué implicaría un modelo de Educación Popular en la sociedad mexicana?
Tenemos que advertir que podemos encontrarnos con visiones conformistas y de no familiarización hasta con nuestro mismo país. ¿De dónde viene esta cuestión de conformismo y no familiarización? Me puse a pensar en esta situación lo cual me llevó a buscar los factores que inciden en esta visión de la sociedad mexicana. La primera, a mi forma de ver, es la cuestión del forjamiento de la ideología a partir de la educación formal y la segunda corresponde a una especie negativa de “educación popular”, la que concibo como una educación en base a la incomprensión y desinformación cada vez más acentuada de nuestra cultura, fomentada por los medios de comunicación.
Empecemos a indagar sobre posibles “preguntas malditas”. ¿Qué es la ideología?, ¿cómo concibo la ideología? Retomando la tercera parte del texto México los rostros de un Leviatán, el Dr. Piñón dice que ésta es “la transmisión de los intereses del presente histórico[4] entendiendo, por  éste, la narración de la historia que nos es transmitida por el lenguaje y el entorno social y, a su vez,  “configura nuestra determinada y específica cultura: arte, religión, filosofía”[5], es decir, configura una visión y concepción del mundo. También, en este mismo sentido, Adolfo Sánchez Vázquez tiene una concepción de lo que es la ideología. Nos dice que “es un conjunto de ideas acerca del mundo y de la sociedad que responde a intereses, aspiraciones o ideales de una clase social en un contexto social dado y que guía y justifica un comportamiento práctico de los hombres acorde con esos intereses, aspiraciones o ideales”[6]. En ambos sentidos se está aludiendo a una definición que tiene que ver con “[…] su relación con los intereses de una clase social, no por su relación con el conocimiento”[7]. A partir de esto, podemos decir que la ideología es el instrumento que el gobierno tiene para infundir sus intereses. Siguiendo todo lo anterior, nos encamina para pensar qué se está haciendo en la educación formal mexicana y en la “educación popular” concebida de forma negativa para el fortalecimiento de dichos intereses.
En la educación formal lo que se pretende es legitimar una ideología que corresponda con el proyecto político que se encabeza para generar una “civilidad”. Es decir, que la educación se vuelve un instrumento legitimador de las ideas que el sexenio quiera que creamos y que nos guiemos para generar nuestro comportamiento. En este sentido, podríamos decir que al gobierno no le conviene crear ciudadanos críticos, informados, activos, inconformes, sino que todo lo contrario. Por lo que la ideología que implantan es antagónica a lo que un ciudadano debería tener para ejercer su uso pleno de libertad de conciencia y de pensamiento. Siguiendo este mismo tono, la educación formal instruye la ideología “oficial” a partir de la manipulación de la materia más importante de todas, en el aspecto social de nuestro país: la historia. Pues existe un gran ejercicio de monumentalidad de ésta. Me refiero a la idea de historia monumental que nos explica Nietzsche en su texto Sobre la utilidad y los perjuicios de la historia para la vida en el cual dice que: es la que persigue un objetivo en tanto que el ser es activo. Es la inscripción en y para la memoria colectiva. Evoca sucesos pasados que fueron positivos en la Historia, tener un incentivo del mismo, para traerlo al presente. Son, pues, los máximos momentos de la Historia “idealizados” como un modelo de aspiración y de impulso para la humanidad. Ésta “huye de la resignación y utiliza la historia como remedio contra ella.”[8]  Propone que lo grande debe ser eterno, lo que suscita, dice Nietzsche, la más terrible de las luchas. Por lo que se recurre a ésta “cuando un hombre, que desea realizar algo grande [y] tiene la necesidad del pasado, se apropia de él mediante la historia monumental.”[9]
Por su parte, “la educación popular” que se da en México, y la cual concibo de manera negativa, es la que termina de confirmar la ideología que se fomenta en la educación formal. Me refiero a que todo lo que es relativo al pueblo de México se basa en cuestiones de desinformación desde nuestra cultura hasta de las cuestiones referentes a la situación real del Estado. Además del fomento que se le da de otras “ideas culturales” que no nos pertenecen y para ellas sí hay una amplia difusión. Y sumémosle también, el trabajo de los medios de comunicación y su vínculo con la política, pues éste es el gran “aparato de dominación por excelencia” cuya función es dispersar la atención y “entretener” al pueblo, diciendo que debe y que no debe saber la gente, a partir del doble discurso: el público y el político.
 Ante este panorama mexicano, lo que cabe preguntarnos es ¿qué nos podría proporcionar el buscar aplicar un concepto positivo como el de Educación Popular cubano? y, por ende responder también a ¿cómo lo podríamos hacer y qué retos tendríamos que enfrentar?
III.             ¿Qué nos proporcionaría un modelo de Educación Popular positivo?: Conclusiones
Haciendo un contraste en ambos contextos de Cuba y México, es evidente que estamos hablando de visiones e ideologías totalmente distintas, pero el fomento de una criticidad, diálogo social, la generación de conciencias, la participación política ciudadana, una comunicación cívica sustentada por el respeto, el debate público y la acción social, tanto en el contexto cubano como en el mexicano siempre son de ayuda, para la sociedad que es un ser político. En este sentido, la ideología de los intereses gubernamentales mexicanos es una, la cual nos es infundida dentro del sistema educativo. ¿Cuándo fue que la educación se convirtió en el instrumento más importante para instaurar lo que la gente debe pensar como dogma? No sé eso con certeza, pero lo que sí sé, al igual que otros pocos,  es que la educación se está convirtiendo en aliado de la instauración ideológica del país a partir de un uso perjudicial de la Historia de nuestro país, pues se busca hacer una univocidad en la visión del mundo en vez de comprendernos de manera plural, pues parece que aquél que no coincide con la visión única del mundo mexicano es diferente e inferior.
La sociedad mexicana tiene que incluirse en México, pero no de manera unívoca, tenemos que comprendernos a partir del conocimiento real de nuestra Historia, esa que nos da pautas para saber lo que somos, lo que hemos sido y lo que podemos seguir siendo o darnos la oportunidad de cambiar las cosas que no queramos seguir haciendo. México debe conocerse como los muchos Méxicos que ha sido, pues como dice el Dr. Piñón, en su capítulo segundo que corresponde a la tercera parte de su texto México los rostros de un Leviatán, debemos comprender la pluriculturalidad que nuestro país tiene y que sigue teniendo, dejar de negarnos, dejar de someternos y de acatar lo que se busca imponer. Se debe tener conciencia histórica de ese amalgamamiento de tradiciones europeas e indígenas que se pueden traducir en sincretismos tanto: político, cultural y religioso. Por ello, el Dr. Piñón nos da la alternativa de ir a buscar, estudiar y a pensar a esos Méxicos que aún no hemos volteado a ver, que no sólo nos quedemos con una idea de “historia oficial”, que volvemos al mismo punto, está justificando un proyecto político y responde a ello su filtración y manipulación.[10] 
Es evidente que hay retos a los que se les debe hacer frente. En primer lugar, tendríamos que buscar la forma de fomentar la cuestión histórica, estudiada por especialistas que en verdad están comprometidos con la difusión de los hechos reales, es decir que se encuentren sin manipulación para así hacer círculos de lectura y llevarlos a toda la gente. En segundo lugar, fomentar una concepción de  historia crítica[11] nietzscheana que es aquella, la cual, es necesaria para disolver el fanatismo sobre el pasado. En palabras de Nietzsche: “es la que logra traer éste hacia la justicia para poder someterla a un interrogatorio minucioso, ya que, el pasado  siempre merece ser criticado”, a partir de una buena información de éste, para así darle paso a lo nuevo. Nos propone una especie de olvido, el que hace posible la acción, es esa suspensión de ideas del pasado como lo mejor que se añora, para así dar paso, a través del olvido, a la vida misma, a esa transición de lo pasado a lo presente. Ésta nos permitiría interactuar con la Historia a partir de interrogatorio, de contrastes, de la búsqueda de semejanzas y diferencias para que así se pueda dar el ejercicio de criticidad por parte de la gente que va informándose.
A partir de esos retos y de cómo se vayan ejecutando, de manera paulatina y con un seguimiento real, podemos llegar a soñar con aplicar una noción de Educación Popular que vaya desde el diálogo social, atravesando por la generación de conciencias, guiando a partir de la génesis de la participación política ciudadana  para la búsqueda de una apropiación sustentada en esos ideales democráticos del ejercicio de la misma, estableciendo una educación por medio de una comunicación cívica sustentada por el respeto, el debate público y la acción social para encontrar la nación inclusiva que forme el cuerpo de la ciudadanía, pues el fenómeno educativo tiene que ser el aliado de una criticidad para la conciencia social que nuestro país necesita.



[1] “El principio: ser breves” en  Poder vivir en Cuba. Diálogo y propuesta a partir del Ciclo-Taller Vivir la Revolución a 50 años de su triunfo, La Habana, Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, 2011. (pie de página n° 2) p.12.
[2]Cfr. José Bengoa, “La educación popular para los movimientos sociales” en Van Dam, Anke et, al. Educación popular en América Latina: la teoría en la práctica, La Haya, Centro para el Estudio de la Educación en Países en vía de Desarrollo (CESO), 1998. 7-42.
[3] “La nación inclusiva: mejores maneras de encontrarnos” en op.cit., p. 134.
[4]  Piñón Gaytán, Francisco. México los rostros de un Leviatán poder, libertad, democracia, México, Plaza y Valdés, 2012. p 104.
[5]  Idem.
[6]  Sánchez Vázquez, Adolfo. Ensayos marxistas sobre filosofía e ideología, Barcelona, Océano, 1983. p. 145.
[7]  Villoro, Luis. “Adolfo Sánchez Vázquez : El concepto de ideología”, En México, entre libros. Pensadores del siglo XX, México, Fondo de Cultura Económica- El Colegio Nacional, 1995. p. 148.
[8] F. Nietzsche, Sobre la utilidad y los prejuicios de la historia para la vida, digitalizado por Librodot.com, http://www.librodot.com, pg. 8
[9] Id., pg. 12
[10]  Cfr. Piñón Gaytán, Francisco. “Hacia una filosofía intercultural (¿nueva propuesta para un viejo problema)” en op.cit., p. 119-126.
Cfr. Id., pg. 15  

sábado, 6 de octubre de 2012

“TIEMPO Y MUERTE: LA VOZ DE LA CONCIENCIA”


¡Holaaa! Aquí les dejo un intento de texto literario, ejercicio que nos retó la Dra. María Antonia González Valerio en su clase de Estética II, pues nos sirvió para ver que la filosofía puede ser pensada desde la literatura misma, cuestión que no muchos aceptan en la misma Facultad. Fue una experiencia muy padre, además de que quise intentar hacer "prosa poética" tal como nos había retado la Dra., pues me salió más narrativo... Un poco fuerte el tema, cuestión cotidiana: La Muerte y el Tiempo.
Espero que les guste...
¡Saludos!

“TIEMPO Y MUERTE: LA VOZ DE LA CONCIENCIA”[1]
PINEDA GARCÍA THELMA ZULEYMA
Facultad de Filosofía y Letras UNAM
Estética II
Dra. María Antonia González Valerio
Semestre 2012-2


Tiempo: inmanencia; muerte: finitud. Miradas antagónicas que hacen referencia a la vida. Dos enigmas inseparables que suelen ser los contrarios que llegan a complementarse hacia un fin: la vida, pues si no hay vida no hay muerte; si no hay tiempo no hay vida. Dos temas tan controversiales que nos hacen pensar en este presente, pues el tiempo es lo que permanece, mientras que la muerte es lo que hace acaecer la vida.
La muerte se ve de muchas formas, de las cuales, pocos enfrentan, pues existe un temor hacia ella, por lo que tratan de evadirla ocupándose en todo momento, callando al que habla de ella, incluso comprando seguros de vida, como si en verdad fuesen a librarse de ella. No, ¡nunca podrás librarte!, porque es lo único seguro en tu existencia.

Desde la antigüedad se piensa la muerte: se piensan los contrarios, se piensa la finitud, se piensa la inmortalidad del alma y se piensa qué es lo permanente. Y para ello, existen bastas respuestas, pues algunos nos dicen que no morimos completamente, otros que somos seres finitos entre muchas cosas.
Heráclito nos decía que sin los contrarios, la vida no sería posible, pues son los que a su vez se complementan para dar ese algo, esa unidad, que nosotros llamamos vida: ¿Qué sería de la vida sin la muerte y de la muerte sin vida? Anteriormente, los órfico-pitagóricos nos decían que la muerte hace que el alma sea liberada de la cárcel del cuerpo, que es esa finitud de la especie, de la materia. De aquí que posteriormente, Platón, nos embriague y nos endulce el oído con la inmortalidad del alma y nos hace pensar que la humanidad, en alma, no es finita y que podemos ser realmente eternos sí somos almas que tendemos al Bien, si tenemos un alma Bella y si realmente hemos conservado lo más preciado: el alma.

Y el temor no se hizo esperar con la llegada del Cristianismo, pues el que muere, es porque Dios así lo quiso, el que muere es el que no merece, lo más preciado, la vida. De aquí es que surgen los temores que todavía en la actualidad aparecen como viles fantasmas rodeándonos y atormentándonos la existencia misma y que no nos permiten estar. Sí, me incluyo porque viví mucho tiempo con estos fantasmas, queriendo evadirlos, no pensando en ellos, evadiéndolos pensando en mi futuro, como si la vida ya la hubiese comprado, como si fuese un producto el cual puede adquirirse en cualquier tienda o departamento de vidas:
– Compre una vida, dichosa, feliz, sin preocupaciones, sin problemas. Llévese una Vida perfecta, diseñada sólo para usted; ¡ah! y lo mejor de todo… ¡es eterna!, lleva póliza de garantía por un año, ¡qué no le digan!, ¡qué no le cuenten! Llévese su Vida a un precio inigualable. – Suena tentador, ¿no? Ésas eran las palabras que deseaba escuchar en algún momento de mi existencia, cuando aquélla me quitaba a un ser querido, a un ser que jamás hubiese querido que faltara en mi círculo. Y ahora, creo que muchos desearían escuchar a ese merolico, encontrarse esa oferta en un supermercado e irse a comprar una. Sin embargo, para desdicha de muchos, el Capitalismo no ha llegado a negociar con la gran empresa que es dueña de todo el mundo, la cual no invierte capital, sino que invierte cuerpos, desechos, gusanos y podredumbre: la Muerte.

¡Ah!, y también no podemos dejar atrás al aliado y gran amigo de la Muerte, el Tiempo. Es éste el que siempre le pasa la factura de cada individuo a la hora de su hora, es otro que, al igual que la Muerte, es inmortal. Ambos conspiran en contra de la vida y a su vez, le ayudan a sobrevivir. Sobre éste, San Agustín nos dice que, el tiempo es una invención del hombre, pues cómo éste no aspira a la eternidad, tiene que justificar su paso transitorio, y qué mejor que eso, lo que los mortales llamamos: Tiempo.
Tiempo es eso que el reloj mide, que el humano vive, que los mortales cuentan con temor, esos instantes que transcurren y que no regresan, pero que nunca se mueve, que sigue ahí, que el tiempo es esa eternidad que aunque el hombre muere, éste permanece. Hay personas que dicen: -Tiempo, ¡eso es lo que me falta!-, pero el tiempo nunca se extingue, ¡oh, mortales!, pues para su sorpresa el tiempo es ese permanecer que el humano hace que transcurra, pues el único que camina hacia lo inevitable es él, no el tiempo.
El tiempo sobra y la muerte llega, acaso no se dan cuenta qué la muerte llega cuando menos te lo esperas, cuando menos lo predices, cuando menos lo piensas. 

La muerte llega cuando el tiempo es preciso, cuando el tiempo otorga oportunidad para que esta te arranque el último suspiro, el último parpadeo, el último latido. Tiempo y muerte son dos cómplices de cometer esa acción que nos hace llorar a los que, sin esperanzas, seguimos en la línea del tiempo esperando ser devorados por la Parca. A la muerte le damos vida con todo: con nuestros pensamientos, miedos, fobias, temores, alegrías y tristezas. Ésta se manifiesta de muchas formas: accidente, homicidio, suicidio, secuestro, asalto, penuria, depresión, alegría, enojo, tranquilidad; la muerte está presente en todo y a todo momento, nadie puede salir vivo, ni el alma misma.

Sí, Platón no tenia razón al decirnos en Fedón que el alma era inmortal, que ésta se liberaba y era lo que nos hacia de alguna manera ser “inmortales” hasta cierto punto. Para empezar si el alma es incorpórea: ¿por qué va a estar atrapada en nuestro cuerpo?, ¿no se supone que lo inmaterial es la negación de la materia?, ¿Platón de verdad pensaba vernos la cara de tontos al hacernos creer tan semejante utopía? Lo sé, es bonito pensar metafísicamente, pero eso al igual que lo anterior nos lleva a un solo punto: evadir a la muerte, y como dijimos antes, el hecho de no querer saber o buscar pretextos no implica su desaparición.
Sí, al parecer San Agustín tenía razón, en sus Confesiones, el tiempo es una invención del hombre para tener un registro de la vida. – ¡Qué ilusos somos, caray!, ¡qué ridiculeces las que hacemos: medirlo, decirnos y repetirnos que no tenemos tiempo y basar nuestra vida en el pasado y en el futuro y no vivir en lo que somos hoy!, ¡Dejemos de pensar en ayer y mañana! –

La muerte nace contigo y te lleva consigo toda tu vida; es hora de que los humanos pasionales lo entiendan y dejen de lloriquear y de tener miedo, pues a ésta también se le utiliza como arma de manipulación ante: el poder, la mafia y hasta para quitar los obstáculos de su camino. ¿Por qué te digo esto?, ¡Ah!, por la sencilla razón de que te des cuenta que la muerte es la más poderosa personalidad en la existencia humana. Basta recordar la masacre de Tlatelolco, pues dar la muerte sirvió al poder para callar a jóvenes inconformes y para quitar los obstáculos del camino. Y ahora, tenemos el mejor escenario de la muerte, la masacre entre unos y otros en la mafia. Sí, la mafia es una de las muchas que le rinden culto a la muerte con sus enemigos, pues además de que los quitan del camino, se benefician de la muerte de cada uno de ellos. La mafia podría ser el instrumento perfecto de la Muerte para lograr su cometido. Sin embargo, a veces el Tiempo no es su mejor amigo, pues interviene en la escena, quedando inconcluso ese ritual que la mafia ofrenda a la Muerte.

No queda de más, decir que también existen personas que se ofrecen a la Muerte por la simple razón de sentir que no valen nada, que la vida es inútil o simplemente porque les va mal en la feria de la vida. ¡Éstas son las personas más cobardes que pueden existir! Sí, pues son los más cobardes entre los cobardes, son aquellos que pareciese que quieren encarar a la Muerte, pero evaden la vida, y cuando el Tiempo no se pone de su lado vienen los reclamos, las incertidumbres, los enojos y los odios. ¡Entiendan de una vez, que la muerte llega con el tiempo y qué éste es el que elige el momento preciso de tu finitud!

Sin más reflexión, por el momento, dejaré de aturdirte no sin antes pedirte, ¡por favor!, ¡deja de evadir la realidad!, pues la Muerte es lo único seguro que tienes, ¡no tienes salvación!, ¡no hay cielo!, ¡no hay infierno!, ¡déjate de tonterías!, ¡no asegures tu vida!, sé realista y vive aceptando la fría y cruda realidad de la vida: ¡enfréntate! El tiempo no es tu aliado, sino que es el que te acompaña, junto con la muerte, para elegir, entre ellos, ese momento en el que llegará la hora de tu hora.
Atentamente,
La pequeña voz de tu interior: La Conciencia.

NOTAS
[1] Primer trabajo parcial referente a la primera unidad del curso de Estética: “Filosofía y Literatura”.

BIBLIOGRAFÍA


*** LITERATURA***

Borbolla, Óscar de la, “Monólogo de la muerte” en Filosofía para inconformes, México, Random House Mondadori, 2010.
Borges, Jorge Luis, “La muerte y la brújula” en Ficciones, España, Alianza, 2009.

*** FILOSOFÍA***
 * Conrado Eggers Lan, “Heráclito” en Los filósofos presocráticos vol. I, Madrid, Gredos, 2008.

* __________________, “Los pitagóricos” en Los filósofos presocráticos vol. I, Madrid, Gredos, 2008.

* Comte-Sponvielle, André, “La muerte” en Invitación a la filosofía, Barcelona, Paidós, 2000.

*____________________, “El tiempo” en Invitación a la filosofía, Barcelona, Paidós, 2000.

* Platón, “Fedón” en Diálogos Vol. III, trad. E. Lledo Íñigo, Madrid, Gredos, 2008

* San Agustín, “Capítulo X Libro XI” en Confesiones, México, Porrúa, 2008.

viernes, 17 de junio de 2011

“DE LOS TRES TIPOS DE HISTORIA EN NIETZSCHE”

¡Hola a todos de nuevo! Aquí les dejo uno de mis trabajos que presente para obtener mi calificación final, en este caso fue para la materia de Filosofía de la Historia, curso que tomé con un extraordinario y gran profesor: el Lic. Fransisco Mancera. Ojalá y les guste. Se aceptan comentarios, acuerdos, desacuerdos, observaciones, reclamos, enojos y encoleraciones, pues, está crítica que hice a la Historia de México es severa. No quiero que tomen este texto como antipatriotico, sólo es una crítica.

“DE LOS TRES TIPOS DE HISTORIA EN NIETZSCHE”
Una reflexión en torno al exceso de melancolía histórica mexicana[1] y la necesidad de una crítica

PINEDA GARCÍA THELMA ZULEYMA                                     
 GRUPO: 0001
En este ensayo deseo expresar una reflexión en torno a nuestro exceso de Historia[2]: cómo, en palabras de Nietzsche, ésta nos ha dejado grandes aprensiones, veneraciones y cómo hemos ido en decadencia, por el exceso de la misma.
La exposición que hace Nietzsche, en su texto Sobre la utilidad y los perjuicios de la historia para la vida, es de carácter crítico sobre que, en las culturas, los pueblos y en los individuos existe un exceso de historia en su vida, lo cual llega a afectar, en el sentido de, siempre voltear hacia el pasado, de añorar los “buenos tiempos” y hacer hasta lo imposible para retornar a ellos y que la vida nos “pinte mejor”.
Inicio con una cita de Nietzsche que da entrada a lo que quiero llegar a expresar con su ayuda: existe un grado de insomnio, de rumiar, de sentido histórico, en el que lo vivo es resiente y, finalmente, sucumbe, ya se trate de un individuo, de un pueblo, o de una cultura.[3] La consideración a la que nos invita, en este caso el autor, es que: lo histórico y lo a histórico son igualmente necesarios para la salud de los individuos, de los pueblos y de las culturas.[4] Para ello hace una exposición de tres tipos de Historia: monumental, anticuaria y crítica, las cuales explicare para así después ahondar en la cuestión de cómo los mexicanos hemos sufrido ese exceso y cómo ha repercutido, de manera que nos ha enfermado de fanatismo.
Nietzsche nos plantea en su texto cuales son las consecuencias del exceso de cultura histórica: contradicción del ser íntimo y su entorno; instintos populares que nos producen inmadurez; la sobreestimación de la caducidad del hombre y el desarrollo del escepticismo y cinismo. Todo lo anterior nos lleva a un practicismo que destruye la vitalidad que tiene el hombre, esa “fuerza vital”.
“El conocimiento histórico debe tener límites”, el autor plantea el porqué debe haber una regulación del deseo de saber sobre el pasado, tanto que, el saber como el no saber debilitan, enferman, corrompen y hacen torpe al hombre, en la medida que lo llevan a teorizar, a idealizar. Necesitamos tener un sentido histórico más no un exceso que no nos permita conocernos y desarrollarnos. “En tres aspectos pertenece la historia al ser vivo: en la medida en que es un ser activo y persigue un objetivo, en la medida en que preserva y venera lo que ha hecho, en la medida en que sufre y tiene necesidad de una liberación.”[5]
Las tres formas de aparición de los estudios históricos son:
1.      Historia monumental: esta es la que persigue un objetivo en tanto que el ser es activo. Es la inscripción en y para la memoria colectiva. Evoca sucesos pasados que fueron positivos en la Historia, tener un incentivo del mismo, para traerlo al presente. Son, pues, los máximos momentos de la Historia “idealizados” como un modelo de aspiración y de impulso para la humanidad. Ésta “huye de la resignación y utiliza la historia como remedio contra ella.”[6]  Propone que lo grande debe ser eterno, lo que suscita, dice Nietzsche, la más terrible de las luchas. “Cuando un hombre que desea realizar algo grande tiene la necesidad del pasado, se apropia de él mediante la historia monumental.”[7]
2.      Historia anticuaria: esta es la que es digna de veneración es: “el que persiste en lo habitual y venera a lo largo del tiempo, cultiva el pasado.”[8] Es quien vuelve la mirada hacia el pasado con gran admiración de lo que se hizo y que a su vez quiere seguir cultivando la antigüedad. Sienten una añoranza de lo pasado, se enferman de melancolía y ésa es la que los hace querer paralizar el presente y condenarlo, sin querer probarlo, ya que anhela quedarse y aspirar siempre a lo pasado, a lo que ya fue y que para él seguirá siendo.
3.      Historia crítica: esta es necesaria para disolver el fanatismo sobre el pasado, la que logra traer al pasado hacia la justicia para poder someterla a un interrogatorio minucioso[9], ya que, siempre el pasado merece ser condenado para así darle paso a lo nuevo. Nos propone una especie de olvido, el que hace posible la acción, es esa suspensión de ideas del pasado como lo mejor, lo que se añora, para así dar paso, a través del olvido, a la vida misma, a esa transición de lo pasado a lo presente.
 Estos tres tipos de Historia, planteados por Nietzsche, nos permite hacer una reflexión en torno a cómo en México siempre se ha añorado el pasado: digno de veneración y objetivos para la vida presente. Creo que eso nos ha llevado a un exceso desmesurado de melancolía, de querer regresar como sea posible a nuestro pasado. Ejemplo de ello, fue el año del Bicentenario de la Independencia de México, un retorno brutal a ese sentimiento melancólico de hacer un país mejor, como lo hicieron nuestros héroes que nos dieron patria. 
Si bien, pienso que se ha idealizado más de lo normal tanto a los “héroes” como las acciones que hicieron para darnos “un país independiente”. Recuerdo mis clases de Historia en la primaria, en las que me decían que: Hidalgo es el padre de nuestra patria porque él logro liberar a los esclavos y se preocupo porque todos tuviéramos un lugar mejor donde vivir y por eso mismo, se llevo a cabo la independencia. Sin embargo, los libros de texto nos ciegan con este tipo de visiones de la Historia: un proceso evolutivo en el cual siempre se ha preservado hacer el bien para que otras generaciones hagan lo mismo que se hizo en la antigüedad por el país. Esto me es alusivo a una especie de “identidad nacional” que nos quieren forjar como “buenos ciudadanos y mexicanos”.
Creo que este tipo de visiones nos ciegan a la realidad, nos hacen fanatizarnos sobre algo que ya pasó, que ya fue y que nos es contado de manera manipulada[10], ya que, en primera instancia la Historia  no se debe entender como un proceso de progreso, para ello, me encuentro de acuerdo con la enunciación que hace Schopenhauer en su apéndice titulado “Sobre la Historia” en su texto El mundo como voluntad y representación en donde dice: “la idea de transformación histórica, son sólo ilusiones”[11].
La Historia para Schopenhauer es interpretada de manera subjetiva, se relata mas no hace un progreso ya que el ser humano y sus aspiraciones no dejan de ser las mismas, por lo que se sigue que la esencia de la existencia humana “no puede modificarse”, ya que, la experiencia del hombre siempre va dirigida al dolor, a la carencia, a la vileza y a la bajeza. Y creo que esto es más que cierto, la esencia del hombre, conforme la Historia nos la presenta, es la incesante persistencia por obtener el dominio[12], ese poder que corrompe las buenas: ideas, intenciones, metas y todo lo positivo. Este dominio es justificado por el relato de la Historia como una especie de: si se hizo eso en el pasado para preservar un bien, se debe de hacer lo mismo para obtener los mismos resultados. Y por consiguiente, podemos volver a notar que el dominio y la justificación del mismo son presentados por la Historia.
Retornando a la postulación nietzscheana, creo que nuestro país tiene un exceso de Historia monumental y anticuaria, y una carencia de Historia crítica. Esto es más evidente en cuanto a cómo es relatada la Historia en la educación básica, con omisiones que son fundamentales para entender el proceso del porqué se dieron las cosas, en este caso, la idea principal de la independencia mexicana que fue: la separación económica y política de España y no tergiversar que el padre Hidalgo se apiado por los pobres indígenas explotados y con el desarrollo de la misma logró liberarlos del yugo del dominio. Creo que aquí encontramos una justificación de porque la  lucha de independencia fue benéfica para los criollos: luchar por obtener el domino, en este caso, de la Nueva España.
Y sin embargo, “monumentalizamos” nuestra Historia a tal grado de fanatizarnos, tergiversando lo que fue, para hacernos de una identidad, de un nacionalismo. Ejemplo de ello, son nuestros monumentos, las placas que llevan mensajes de aliento, veneración y sumo agradecimiento de lo que “hicieron por México”, esas frases de: “murió por la patria”; esas conmemoraciones una vez al año, la ceremonia del grito de independencia encabezada por el presidente de la republica. Creo que esa es la primera manifestación de que, tenemos un exceso de Historia monumental, de esa descripción mítica manipulada y de idealización del pasado. A su vez, esa misma, nos lleva hacia una veneración incesante, a esa adicción de recordar y añorar los buenos tiempos, nos enfermamos de melancolía, de ese sentimiento de anhelo por regresar a lo pasado, de seguir un presente dentro del pasado mismo. Nietzsche describe al anticuario de esta manera:
El sentido anticuario de un individuo, de una comunidad, de todo un pueblo, tiene siempre un campo de visión muy limitado, no percibe la mayor parte de fenómenos, y los pocos que percibe los ve demasiado cerca y de forma muy aislada. No puede evaluar los objetos y, en consecuencia, considera todo igualmente importante y, por eso, da demasiada importancia a las cosas singulares.[13]

  Creo que eso es lo que pasa cuando gloriamos más de lo normal a nuestra Historia, en lugar de comprender esos fenómenos que por alguna razón se dieron, queremos que de una u otra manera se vuelvan a repetir. Si no llegamos a una comprensión de la Historia como fenómenos que ya fueron y que jamás se volverán a repetir[14], seguiremos en un fanatismo por querer volver a ser un Miguel Hidalgo, un Aldama, un Vicente Guerrero, una Josefa Ortiz y creo que no se trata de eso. En algún rasgo creo que se nota un sentido anti nacionalista, pero no es así, yo me siento orgullosa de ser mexicana, pero no con una tergiversación de lo que fue, sino lo que trato de proponer es ser más analíticos, que hagamos uso de una Historia crítica, que nos  documentemos, para así tratar de comprenderla y poder juzgarla para dar paso a lo nuevo.
 Anteriormente, yo era una personita[15] fanatizada por todo lo que hicieron los que algún día considere mis héroes preferidos. Hasta que cursando el bachillerato, junto con mis clases de Historia y Filosofía de México, sometimos a un análisis, con fuentes más especializadas, de cómo se dio este proceso. Mi sorpresa fue tal, que llegue a sentirme antipatriota, sin identidad, empecé a ver como los intereses de dominio estaban por encima de los intereses del pueblo, de los indígenas, de los demás. 
Me di cuenta que fui muy ingenua al creer que Hidalgo realmente quería libertad integra para los indígenas explotados, entendí que el Artículo segundo de la Constitución Mexicana[16] no fue iniciativa de Hidalgo, me di cuenta que él los utilizo para tratar de conseguir su objetivo: la independencia de España. Exactamente estas fueron las palabras que leí en el texto de Historia de la filosofía en México de José Manuel Villalpando Nava:
“El pensamiento libertario de Hidalgo, no se plasmo en un escrito; no es una doctrina; es, fundamentalmente, una expresión del gran sentido moral con el que participo en la lucha, y que, movido por él, tuvo que enfrentar la crudeza de su realidad en la violencia, y la pena que ésta le causo en su conciencia.”[17]   

Nos dice más adelante, en su mismo texto, en palabras de Luis Villoro[18] el dolor de Hidalgo en cuanto a la muerte de todos los indígenas que lucharon por su causa:
En las horas postreras, el cura de Dolores percibe con lucidez asombrosa el problema moral que habrá de preocupar a toda la historia posterior de su patria y que podemos condensar en dos palabras: violencia y libertad, Hidalgo siente que los actos de violencia cometidos ya no podrán justificarse con acciones posteriores, pues la muerte no concede plazos; entonces llora sobre ellos. En las declaraciones de su proceso judicial nos deja el testimonio de su dolor…[19]
Aquí me entra la pregunta de si efectivamente era liberar a los indígenas del yugo del dominio o simplemente usarlos como medios para llegar a su fin. Entonces si es lo primero, ¿por qué los mando a la lucha si el que tenía que luchar era él junto con los “libertadores”? ; Si fue lo segundo, a un estilo maquiavélico, por qué sufre o se siente mal si “el fin justifica los medios.” Esto no quiere decir que si fuese lo segundo no tendría que sentir culpa, sino que estaría consiente de que todo esto iba encaminado a un bien. Por lo que se me hace alusivo a que sabía que su causa no era justa y dispareja. En cuanto a la posición de sentirme orgullosa de este movimiento de lucha por lograr una “independencia”, no estoy muy entusiasmada y feliz por lo que se cree realizado, sino que me siento decepcionada y creo que no lo hemos logrado aún, creo que no somos independientes y estamos muy lejos de serlo, ya que, seguimos dependiendo, no de España, pero sí de Estados Unidos. Un ejemplo de nación independiente sería Cuba, aunque está sometida a una dictadura y no hay democracia, pero no depende de ningún país para subsistir, ellos sí han demostrado ser independientes y haberse liberado de Estados Unidos, pero México creo que todavía le falta visión y ganas de querer ser un país independiente.
Sin duda, creo que he presentado como es que, en efecto, Nietzsche nos hace que a través de nuestra Historia hagamos uso de una crítica para poder ver tanto los aciertos como los errores cometidos dentro de la misma y así, poder comprender lo que fue para dar paso, a partir de esas observaciones, a tratar de encaminar un objetivo a partir de lo que ya llegamos a comprender.
Creo que el empleo de los tres tipos de Historia es sumamente necesario para la vida, ya que, tenemos la necesidad de fijarnos un objetivo, tenemos la necesidad de admirar lo acontecido siempre y cuando tengamos un conocimiento y entendimiento adecuado de ello, y por último tenemos la necesidad de tener un arma crítica que nos pueda, de vez en cuando, abrir los ojos al pasado y a la realidad, que sea esa medicina para quitar ese dolor de cabeza con tantos mitos e idealizaciones de la Historia y así poder comprender el pasado y dar paso al presente y no querer cambiar el mundo hacia el bien o hacia el mal, sino que tratemos de comprender al hombre, sus aspiraciones y  por qué el domino ha persistido y persistirá a lo largo de la misma.
En cuanto a la identidad nacional, creo que hay diferentes maneras de encontrar una y no es necesario irnos a los hechos heroicos para sentirnos orgullosos de ser mexicanos, tenemos riqueza cultural prehispánica, podemos ver la transición de cómo se han fusionado nuestros antepasados con nuestro presente, tenemos mucho más que admirar, de que sentirnos orgullosos, no simplemente de la Historia. Es necesaria y vital, mas no es sinónimo de exceso y fanatismo. Hay que hacer un empleo adecuado de ella y así comprendernos a nosotros mismos.   

Bibliografía citada:
·         Nietzsche, F.  Sobre la utilidad y los prejuicios de la historia para la vida, digitalizado por Librodot.com, http://www.librodot.com
·         Schopenhauer, Arthur. “Sobre la Historia” en El mundo como voluntad y representación, trad. Pilar López de Santa María, Madrid, Trotta, 2009.
·         Villalpando Nava, José Manuel. Historia de la filosofía en México, México, Porrúa, 2002.
Bibliografía consultada:
·         Gral. Galván Galván, Guillermo, Compendio histórico de la Independencia y la Revolución Mexicana, México, SEDENA, 2010 ( Cap. 1 y 2)
·         Vázquez Zoraida, Josefina. “De la independencia a la consolidación republicana” en Nueva historia mínima de México, México, COLMEX, 2007
       Libro de texto
·          Treviño Villareal, Héctor J. (et. al.) Historia de México educación secundaria: tercer grado, México, Ediciones Castillo, 2005 (Unidad 3: La Independencia de México)



[1] En cuanto a la Independencia de México.
[2] Historia, con mayúscula, la empleo en todo el texto debido a que en el español no tenemos una palabra que nos remita a la Historia como materia de estudio de los acontecimientos pasados y suele malinterpretarse con un relato que no tiene mucha relevancia.
[3] F. Nietzsche, Sobre la utilidad y los prejuicios de la historia para la vida, digitalizado por Librodot.com, http://www.librodot.com, pg. 4. Cursivas del texto.
[4] Ibid., pg. 5. Cursivas del texto.
[5] Ibid., pg. 8
[6] Ibidem.
[7] Ibid., pg. 12
[8] Ibidem.
[9] Ibid., pg. 15
[10] Refiriéndome a la idea de que el pasado es una construcción de imágenes manipuladas y que esto genera más problemas que entendimiento de un conocimiento.
[11] Cfr. Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación II, pg. 494. (506)
[12] Cfr. Ibidem.
[13] Nietzsche, op. cit., pg. 14
[14] Cfr. Schopenhauer, op.cit., pg. 491  
[15] Refiriéndome a mi etapa de estudiante de primaria y parte de secundaria.
[16] Referente a los derechos de los indígenas. Esto me es alusivo a una estrategia política, como las que conocemos comúnmente de: te prometo tal cosa, si tú contribuyes a mi causa. Una especie de engaño a los indígenas para contribuir a la lucha de independencia. Al pensar esto se me viene a la cabeza, imágenes de una campaña política, como las del PRI, PAN, PRD que tratan de convencer a la gente con promesas que nunca llegaran si es que ellos llegan al poder.
[17] José Manuel Villalpando Nava, Historia de la filosofía en México, pg. 177
[18] Un gran pensador mexicano que más profundamente ha estudiado la ideología independentista.
[19] José Manuel Villalpando Nava, op.cit., pg. 177